Escoger a un buen líder para una nación es indispensable, toda vez que debe dirigir las principales políticas del país y generar progreso para todos. Este líder debería ser reconocido por todos los ciudadanos como tal. La cuestión que surge es: ¿Cómo escogemos a ese líder?
Esa pregunta ha sido respondida de múltiples maneras y ha evolucionado en el tiempo. Actualmente la mayoría de los lideres son elegidos mediante elecciones “democráticas”. Y aquí también encontramos múltiples formas y sistemas. Por ejemplo, tenemos el caso estadounidense, donde se elige de manera indirecta a través de delegados, mientras que en muchos países europeos tenemos el caso de que los ciudadanos eligen al Parlamento y éstos escogen al presidente. En mi país (Perú, por si no lo sabían) se cuenta con el sistema de segunda vuelta. Y el caso que más me llama la atención es el de Argentina, donde tienen que acudir a las urnas tres veces.
Cada forma de elección tiene sus particularidades, ventajas y desventajas, pero un problema que está surgiendo hoy es la gran polarización que generan. Al final de cada elección, muchos ciudadanos quedan insatisfechos con los resultados. Acusaciones de fraude, no reconocimiento de resultados, entre otros, están llenando las portadas de los medios a nivel mundial. El asunto aquí es que este resultado no es casualidad. Los políticos están provocando las divisiones. Lo veremos más adelante.
Analizaré por qué se da esta situación y cómo podemos mejorar nuestras elecciones para elegir a nuestros lideres sin llegar a extremos ni polarizaciones.
Los incentivos
Cada sistema de elección tiene su mecanismo para proceder a elegir al ganador de una elección. Me gustaría analizar todos los sistemas, pero por un tema de tiempo me concentraré en el método de 2 vueltas, que es más he experimentado en mi corta vida de adulto.
En este sistema, los ciudadanos hábiles para votar (otro tema complejo) tienen que acudir a las urnas un máximo de 2 ocasiones o 2 vueltas. En la primera vuelta, todas las personas votan por el candidato de su preferencia. Si ningún candidato supera el umbral de los votos, generalmente la mitad más 1, los dos candidatos de mayor votación pasan a la segunda vuelta. En esta instancia, las personas votan por alguno de ellos y el que obtenga más votos será el presidente.
Con este sistema lo que se busca es que el candidato ganador tenga la aprobación de la mayoría de los votantes, lo que daría legitimidad a su elección. Para ello se recurre a los más votados en una primera elección, porque cuentan con mayor respaldo. También asume que habrá varios candidatos, para que se pueda escoger y la posibilidad que las elecciones se completen en una votación si se alcanza la mayoría.
Habiendo dicho esto, se me viene la frase de Charlie Munger: “Muéstrame los incentivos y te mostraré los resultados”. Analizaremos que están alentados a realizar los políticos para ganar en este sistema.
Para poder ganar esta elección, el candidato debe pasar a segunda vuelta, por lo que debe quedar entre los 2 primeros candidatos en votos. Luego de ello, debe mostrar que es mejor que su rival (o menos malo).
Para el primer objetivo, tiene que obtener una base suficientemente grande de votantes para asegurarse el pase a segunda vuelta. Aquí surge, en mi opinión el primer problema. Las posiciones radicales tienen mayor probabilidad de obtener más votos. Esto se debe a que los candidatos que se ubican en posiciones centrales tienden a competir entre ellos y se canibalizan los votos. En cambio, los radicales no tienen competencia en su base de seguidores y son votos más seguros para ellos. Si un candidato radical toma los primeros lugares en las intenciones de voto, por lo que la reacción provendrá de los que no desean votar por este candidato, al escoger que se opone firmemente a éste, es decir, el otro extremo político. Ya tenemos una segunda vuelta con 2 candidatos radicales.
Para el segundo objetivo, estando definidos los 2 candidatos en la segunda vuelta deben cautivar a los ciudadanos que no votaron por ellos. Pero aquí viene un problema derivado del primer objetivo: al ser posiciones diametralmente opuestas, ningún candidato tendrá la intención de moderar su postura de manera convincente para ganar la elección. Simplemente deben atacar las posiciones del rival y ganará el que convenza a la mayor parte de la población. Ya tenemos al ganador.
Con este análisis, concluimos que los candidatos no deben tener que convencer a todos o a la mayoría de sus ciudadanos, basta con que cuenta con un número mayor que el de sus rivales en una primera vuelta, para luego, buscar generar menos rechazo que su rival en segunda vuelta para ser elegido.
Esto propicia que las decisiones finales recaigan sobre los candidatos que más polarizan a la sociedad, generando una mayor división dentro de la misma y prolongando muchos problemas que pueda enfrentar dicho país, generando aún más división, lo que termina convirtiéndose en un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Un ejemplo claro de esto fue la última elección en mi país, donde los 2 candidatos fueron los que más polarización dejaron tras su paso (Pedro Castillo y Keiko Fujimori). ¿Qué generó esto? Que la gente de un bando a otro se empiece a atacar, generando mucho resentimiento entre todos los peruanos, que aún persiste, casi 3 años después de la elección. Incluso Pedro Castillo intentó un golpe de Estado, con resultado fallido, confirmando así su radicalidad. Otros ejemplos notables son Lula vs Bolsonaro en Brasil y Milei vs Massa en Argentina.
Por esta razón, considero que el enfoque de elecciones es el incorrecto. Considero que debemos elegir al candidato que genere la mayor cantidad de consensos entre la población y las demás fuerzas políticas, es decir que genere mucha más aceptación que rechazo. Actualmente, el sistema tiende a elegir a candidatos con buena aceptación, así como un amplio rechazo.
Para hacer una acotación, este proceso no se dará en la primera elección con segunda vuelta que se realice, pero poco a poco se irá a ese resultado. Basta que un candidato radical empiece a ganar simpatías para que este círculo vicioso surja.
Solución
Con el sistema actual no se puede, ya que premia al candidato que tiene un gran colchón de simpatizantes en detrimento del rechazo que pueda generar a los demás. Se deben buscar alternativas.
¿Qué hacemos entonces?
Considero que debe existir un sistema de votación en la cual los candidatos traten de atraer a la mayoría de la población y no sólo a un sector de la población que pueda simpatizar con ellos.
En mi opinión, el mejor sistema de elección que existe se llama Segunda Vuelta Automática. Este sistema de votación permite elegir en una sola votación al presidente o cabeza de gobierno, estableciendo un orden de preferencias de su candidato favorito al menos favorito.
Explicaré este sistema con un ejemplo. Supongamos que en una elección con 5 candidatos: A, B, C, D y E, simpatizas con el candidato C, pero no simpatizas ni con el candidato E, porque piensas que es el que más polariza, entonces en la cédula de votación podrías votar de la siguiente forma:
Donde el número 1 significa tu primera opción, el 2 la segunda opción y así sucesivamente hasta el número 5, que representaría al candidato que menos te simpatiza.
Ahora bien, terminada la elección se contabilizan los votos de los candidatos de acuerdo con la primera opción. Si ninguno de los candidatos alcanza la mayoría, el candidato que menos votos recibió en esta instancia “queda eliminado de la competencia” y sus votos pasarían a la segunda elección de los electores y se continúa así hasta que algún candidato alcance la mayoría de los votos.
Volviendo al ejemplo anterior, supongamos que los resultados de las primeras opciones de los votantes fueron de la siguiente manera:
Vemos que el candidato E obtuvo el 35% de los votos, muy por delante de los demás candidatos. Pero hay un problema el candidato E descontenta al resto y los demás votantes lo han puesto como su última opción. Por lo que éste es su techo y no podrá alcanzar la mayoría de los votos.
Al suceder esto, cualquiera de los demás candidatos cuenta con opciones para ser elegidos, “solo” tiene que convencer al resto de la población que son una buena opción como para ser considerado como una opción aceptable y así poder superar al candidato polarizador.
Esto le da una oportunidad a los candidatos B, A y D de obtener las simpatías del resto de a población y ganar la elección.
Con esto, con mayor probabilidad, haría que los candidatos se esfuercen en contentar a la mayoría de la población desde el primer instante, con lo cual se obtendría lo mejor de ambas situaciones: Candidatos con cierto nivel de aprobación, pero un nivel de rechazo reducido.
Aquí algunas ventajas de este sistema:
Los candidatos deben esforzar por convencer a la mayoría de la población de que son una buena opción, al menos para considerarse de las primeras preferencias de los votantes.
Todo se realizaría en solo una primera vuelta: Solo tendría que ir una vez al local de votación y se ahorra millones de soles al eliminar la segunda votación.
Los votantes tienen mayor poder al emitir su voto, porque pueden establecer estrategias para que el o los candidatos que rechaza no sean elegidos.
Es aplicable para otro tipo de elecciones: congresales, regionales, distritales, etc.
Algunas desventajas de este sistema podrían ser:
Mayor complejidad al momento de votar, lo que dificultaría su implementación. La verdad considero que la población no es tonta, se adaptará rápidamente al nuevo sistema y lo aplicará de formas muy creativas.
El conteo de los votos posterior al proceso electoral. Los miembros de mesa la pasarán mal para poder contabilizar los votos, por lo que este proceso podría tomar más horas.
Por último, este sistema no es que sea inventado por mi persona, sino que se aplica en algunos países. En Irlanda se usa para escoger a su presidente y en Australia se utiliza para escoger a sus diputados.
Hasta aquí el artículo infiltrado. Espero que haya sido de tu agrado. Ahora la pregunta es para ti ¿Qué opinas de este sistema? ¿Crees que existe un mejor sistema? Deja tu opinión en los comentarios.
PD: Los artículos infiltrados son escritos que no tienen relación directa con el mundo de las inversiones, pero que son de mi interés y no quiero dejar de compartirlos.